Si siempre te preguntas cómo vas a pagar la próxima factura, te sientes culpable cuando te das el gusto de comer cosas demasiado caras y parece que no puedes encontrar dinero para ahorrar, entonces probablemente necesites un presupuesto.

Un presupuesto no es una solución mágica que resuelva automáticamente todos tus problemas financieros, pero te ayudará a adquirir conciencia financiera. Esto, a su vez, facilitará la toma de decisiones más responsables.

Mucha gente piensa que elaborar un presupuesto es demasiado tedioso y que ajustarse a él significa no volver a darse el gusto de un café con leche de $6 ni de unos vaqueros de diseñador. Sin embargo, la realidad es casi todo lo contrario. Un presupuesto bien diseñado puede llevar tiempo al principio, pero una vez que esté en marcha, no debería llevarte mucho tiempo mantenerlo. Así dormirás mejor sabiendo que puedes cubrir cómodamente todos tus gastos. Y, quizás lo más sorprendente, un buen presupuesto te permite darte un capricho de vez en cuando sin culpa.

Paso 1: Reúne toda tu información financiera

Reúne todos tus documentos y recibos financieros de tres meses consecutivos. Esto incluye todos tus estados de cuenta, facturas, recibos de sueldo, recibos y más. Puedes guardar todos estos documentos durante los tres meses o acceder a esta información en línea, especialmente si usas mucho tus tarjetas y rara vez usas efectivo.

Paso 2: Sume sus totales

Divide tus documentos en gastos e ingresos. Luego, anota las cifras correspondientes en una hoja de cálculo. A medida que revises estas listas, incluye los gastos ocasionales y estacionales, dividiendo estos grupos de gastos entre 12 para distribuirlos equitativamente a lo largo del año.

Cuando tengas tus cifras, analiza cómo coinciden. En el mejor de los casos, tus ingresos superarán a tus gastos. Si las cifras son demasiado parecidas para estar cómodo, o tus gastos superan a tus ingresos, tendrás que recortar tus gastos o buscar maneras de aumentar tus ingresos para no endeudarte demasiado. También puedes revisar tus gastos fijos para ver si hay alguna manera de reducirlos, como refinanciar tu hipoteca a una tasa más baja, cambiar a una póliza de seguro de auto más económica o eliminar una factura mensual que realmente no necesitas.

Paso 3: Enumere todas sus necesidades

Revisa cómo has gastado tu dinero durante el tiempo registrado y descarta de tu lista todas las necesidades reales. Esto incluirá gastos fijos como pagos de hipoteca/alquiler, ahorros, primas de seguro, pagos del coche, pagos mínimos de préstamos y gastos de guardería; así como gastos fluctuantes pero necesarios, como comestibles, ropa y otros productos secos. Para simplificar, enumera primero tus gastos fijos y luego los no fijos.

Separar tus necesidades de tus deseos puede ser un poco complicado, y tendrás que usar el sentido común. Por ejemplo, necesitas comer, pero ¿realmente necesitas comer orgánico? Si esto es un valor importante para ti, la respuesta puede ser sí, pero si es algo que solo preferirías si fuera posible, puede ser más un deseo.

A medida que enumeras cada necesidad, anota su costo correspondiente. Cuando termines de crear la lista, suma el total.

Paso 4: Enumera tus deseos

Tu próximo paso será centrarte en las cosas en las que te encanta gastar dinero, pero de las que realmente puedes prescindir. Incluye aquí los gastos de entretenimiento, así como las comidas fuera, los regalos, los pasatiempos caros y cualquier otra cosa que cueste dinero, pero que no sea absolutamente necesaria.

Aquí también, anota el coste mensual de cada artículo de tu lista y suma el total cuando hayas terminado.

Paso 5: Asigna montos en dólares a tus gastos

Ya está listo para empezar con los detalles de su presupuesto. Abra una nueva hoja de cálculo y copie sus listas de gastos, empezando por los fijos, luego los no fijos y, finalmente, los que desea. Recuerde incluir también sus gastos ocasionales y de temporada. Asigne una cantidad fija a cada uno y planifique que esa cantidad se transfiera automáticamente a una cuenta de ahorros especial. De esta manera, cuando necesite cubrir ese gasto, tendrá el dinero a mano.

Existen diversas corrientes de pensamiento a la hora de crear un presupuesto. Para simplificar, hemos resumido dos de los métodos de presupuesto más populares para que elijas.

El presupuesto tradicional implica asignar una cantidad específica a cada categoría de gasto. Si tu presupuesto lo permite, simplemente usa el promedio de tus gastos en cada categoría durante los últimos tres meses para establecer el límite. Por ejemplo, si gastaste un promedio de $600 en comestibles, anota esa cifra cerca de esta categoría en tu presupuesto. Continúa hasta que hayas contabilizado cada dólar y tengas suficiente dinero en tu presupuesto para cubrir todas tus necesidades, deseos y gastos ocasionales. Si tus gastos superan tus ingresos, tendrás que recortar algunos gastos para que tu presupuesto funcione.

El presupuesto 50/30/20 es más sencillo, pero requiere más disciplina. Reserva el 50 % de tu presupuesto para tus necesidades, el 30 % para tus deseos y el 20 % restante para ahorros. Si quieres usar este tipo de presupuesto, divide tus gastos según corresponda para ver si te funciona. ¿El 50 % de tus ingresos cubre el total que indicaste para tus necesidades? ¿Es suficiente el 30 % para tus deseos? Si funciona, este tipo de presupuesto te permite tomar decisiones más individuales cada mes y menos contabilidad.

De ahora en adelante, asegúrese de gastar únicamente las cantidades asignadas para cada categoría de gasto.

Paso 6: Revisar y ajustar según sea necesario

Revisa tu presupuesto cada mes para ver si te mantienes dentro del plan. Si constantemente gastas de más en una categoría, modifica algunas cifras y gasta menos en otra para tener más dinero disponible para cubrir tus necesidades. Recuerda: un presupuesto debe ser liberador, no restrictivo. Si el tuyo no te funciona, ajústalo y modifícalo hasta que puedas cumplirlo fácilmente.